Ubicado en una zona montañosa del Cauca, Florencia cuenta con un clima privilegiado para el cultivo de frutas y hortalizas, como el tomate, el aguacate y otras variedades que juegan un papel crucial en la economía local. Sin embargo, a pesar de su gran potencial agrícola, los pequeños agricultores de la región han enfrentado varios desafíos, entre ellos la baja productividad, la falta de acceso a tecnologías avanzadas y limitaciones en la comercialización de sus productos. 

El proyecto hortofrutícola en Florencia ha sido fundamental para superar estas barreras. Una de las principales estrategias ha sido la organización de capacitaciones dirigidas a los agricultores locales, donde se han impartido conocimientos sobre técnicas de agricultura sostenible. Los temas abordan desde el manejo adecuado de fertilizantes y pesticidas hasta la implementación de sistemas de riego más eficientes. Estas mejoras han permitido que los agricultores no solo aumenten la productividad de sus cultivos, sino también que adopten prácticas más respetuosas con el medio ambiente, protegiendo los suelos y los recursos hídricos de la región.

Además, el proyecto ha facilitado la entrega de insumos agrícolas esenciales, como fertilizantes orgánicos y herramientas modernas, que han contribuido a optimizar la producción. Estas entregas han sido acompañadas por asesorías técnicas personalizadas, donde los agricultores reciben apoyo continuo para resolver problemas específicos de sus fincas.